lunes, 25 de abril de 2016

Ladear las algaidas...

Ladear las algaidas, romper los límites,
ser mar de joyería y la costa de tu naturaleza,
a tus ojos primavera amarilla, 
y el sueño excitante de tu noche de julio…
Que te embriague imaginar
cómo pulsa la tierra en mis adentros,
cómo se deshoja el alma
cuando el beso y las ansias prevalecen
y un brotar de resina, por el camino 
de tus manos abiertas, 
desemboca en mi orilla de arena íntima.

Mientras... el vapor de mis labios desaparece
y las sombras se vuelven sombras únicas.
Vive ahí, en el campo.
Cada mañana lo observo.
Impasible a la vista, como lo que es: un espantapájaros.
Cada noche lo siento cerca, su ropajes miserables
no solamente ahuyentan a las aves.
Se mueve sigiloso cuando la brisa es suave
o quiere que la sintamos de esa manera.
Se agita presuroso susurrando no se qué cosas
a los peajes que lo circundan;
no se trata del sol, ni del viento siquiera,
es el orden de los hombres,
la astucia con la que entra en mi casa,
y vacía casi completamente mi alacena,
come a gusto...
Y por controlarlo todo
mete sus dedos hasta en las tripas de mi cama,
encauza mis necesidades y mis desvergüenzas.
Es cuando tiemblo, y no sólo es de frío.
Él es un espantapájaros.
Esta mañana me levanté optimista,
la luz me llenaba entera todas mis lágrimas.
Levanté mi persiana de mentiras
y sobre él brillaban una decena de mariposas.
¡No!, eran Palomas, aves felices, 
posadas sobre sus maléficos hombros.

Soñé por un instante en blanco todo,
cuando incrédula, mi lucidez me restregó los ojos;
eran Cuervos…

sábado, 16 de abril de 2016

Homenaje al Poeta Juan Drago en el Casino de Rociana I

Pueblo Saharaui

¿Sabes qué pasa?
que el horizonte de agua se convirtió en arena,
que la tierra que pisan aún no lleva su nombre,
su herencia se les desaparece y está cada vez más lejos,
en la distancia cruel que proponen los muros.

¿Sabes qué pasa?
que la arena esconde el oro de agua en sus entrañas
sin el azul constante que propone el atlántico
que la caliente arena les cala hasta los huesos
donde el sudor les hierve,
donde el oasis es sólo un espejismo

donde la azada escarba en cicatrices de arena de la tierra
en su extensa quietud, sin alarmarse,
en un cultivo inerte,
y  las manos se encorvan al dolor que rige la impotencia,
asidas a la ilusión de unas palabras de humo.

Tierra, de velos y de henna, para la piel belleza
de la mujer que sufre, del hombre que se ahoga,
del niño que no se resigna a eludir el sueño
de boca de sus padres.
¿Sabes qué pasa?
que son Generosidad aunque la tierra sea nada más que eso.

Tierra, donde el té es el misterio en tres sabores otros,
en tres instantes siempre, con esa magia tal,
tres estancias sin tiempo, de una cultura antigua,
té, amargo como vida, la vida aparcada cruel.
Dulce como el amor, el amor en que navegan
cuando solamente se tienen los unos a los otros.
Suave como la muerte, a veces como frontera
como único escaparate de huida.

Tierra, cuando el dolor reclama
y su enclave desaparece, entre dunas de arena
ladeadas por el viento, que no les lleva a ninguna parte.

Palabras que se amontonan en documentos viejos,
que se arrugan, se olvidan,
mientras el alma adolece por sentirse,
por sentirse con la voz natural
de un pueblo y sus costumbres.

¿Sabes qué pasa?
Que nos da igual el mundo, que todo nos da igual.


Poetas de Huelva por la paz en la Universidad

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Poetas de Huelva por la Paz, en el Centro Penitenciario.

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