sábado, 16 de abril de 2016

Pueblo Saharaui

¿Sabes qué pasa?
que el horizonte de agua se convirtió en arena,
que la tierra que pisan aún no lleva su nombre,
su herencia se les desaparece y está cada vez más lejos,
en la distancia cruel que proponen los muros.

¿Sabes qué pasa?
que la arena esconde el oro de agua en sus entrañas
sin el azul constante que propone el atlántico
que la caliente arena les cala hasta los huesos
donde el sudor les hierve,
donde el oasis es sólo un espejismo

donde la azada escarba en cicatrices de arena de la tierra
en su extensa quietud, sin alarmarse,
en un cultivo inerte,
y  las manos se encorvan al dolor que rige la impotencia,
asidas a la ilusión de unas palabras de humo.

Tierra, de velos y de henna, para la piel belleza
de la mujer que sufre, del hombre que se ahoga,
del niño que no se resigna a eludir el sueño
de boca de sus padres.
¿Sabes qué pasa?
que son Generosidad aunque la tierra sea nada más que eso.

Tierra, donde el té es el misterio en tres sabores otros,
en tres instantes siempre, con esa magia tal,
tres estancias sin tiempo, de una cultura antigua,
té, amargo como vida, la vida aparcada cruel.
Dulce como el amor, el amor en que navegan
cuando solamente se tienen los unos a los otros.
Suave como la muerte, a veces como frontera
como único escaparate de huida.

Tierra, cuando el dolor reclama
y su enclave desaparece, entre dunas de arena
ladeadas por el viento, que no les lleva a ninguna parte.

Palabras que se amontonan en documentos viejos,
que se arrugan, se olvidan,
mientras el alma adolece por sentirse,
por sentirse con la voz natural
de un pueblo y sus costumbres.

¿Sabes qué pasa?
Que nos da igual el mundo, que todo nos da igual.