CARTA A DIOS
Dios, sé que algo no va bien,
hoy mi familia se ha asustado
cuando con un martillo me he cargado a golpes el televisor.
Acababan de dar la noticia de cómo quemaban vivos
a los ciudadanos de Bangladés,
como cortaban a los niños en pedazos
y después lo echaban a la hoguera,
acto seguido un anuncio de
alarmas en tu casa,
cuidado no te roben!!!, y me eché a reír, que no te roben,
como si eso fuese fácil…
más tarde hablaban de no sé qué operación de estética,
y el exceso de peso.
Dicen en que en Bangladés el hambre es grande,
enorme, decía el corresponsal, enorme el hambre
la pena, el desarraigo, el vacío de las manos,
la oquedad oscura que les llena los ojos
de ese pánico también enorme, el pánico…
Dios, no sé si hemos pecado,
pero todos, en mi casa, cogieron unas herramientas para
ayudarme a golpear,
y terminamos tirando la televisión por la ventana.
Sé que algo no va bien,
este mundo tuyo está repartido como una mala pesadilla
y todas las partes están envenenadas.
Quizás muchos estemos muertos, igual es eso.
Ciegos seguro, no lo vemos ,
no queremos saber lo que no vemos
en este país de las maravillas…,
mientras a mí me preocupaba las puertas nuevas
que pensaba poner en mi casa.
Sé que algo no va bien.
Por eso también he destrozado las puertas,
me recordaban al reparto de tierras,
y he rasgado las cortinas,
buscando la luz, Dios, buscando la luz,
y evitando cualquier resquicio de bandera,
sé que algo no va bien,
la luz, señor, la luz
a ver si soy capaz de encontrar entre todas mis cosas
la esperanza, yo, que sé que algo no va bien.
Igual no me explico con claridad.
Pregúntale a los pájaros, al agua,
reúne a los árboles y
al mar,
y que ellos te cuenten
su versión de la historia.
Ana Deacracia